puedes disparar cuando quieras, tus falsas acusaciones de olvido, matarme en un segundo, matarme o ignorarme; que es lo mismo, o casi lo mismo.
puedes apedrearme o besarme sin ganas, que es igual o bastante parecido
pero recuerda, en el momento que hundas la daga, enciendas la hoguera; o te retumben los tímpanos el disparo del cañón; que en lo más profundo de mi, mucho mas allá de la piel o el sonido mucho más allá del alma, estás conmigo.
a mil metros o uno solo; que por culpa de tu belleza y de tu encanto y esa atmósfera semejante a la felicidad que aparece cuando te pienso, la distancia entre la piel y el sonido da igual o lo mismo.
así que puedes disparar cuando quieras, acabar con mi voz y mi piel, cerrar en definitivo mis ojos, detener el pulso consiente que logro tu inmortalidad y estancar para siempre una historia de amor eterna; y matarme.
estaré dispuesto y a la vanguardia, dispuesto a defender esa vida, que es mas tuya que mía, así que puedes disparar cuando quieras