Viento en el ocaso y volaron años,
sin decir un adiós, sin luna llena,
y en mi tristeza solo una azucena
con la fragancia que resiste daños.
Adiós, adiós de nunca, ni con sello
ni con sangre, ni adiós que nunca enluta.
Mejor en un adiós y misma ruta.
Y un suspiro va más allá del cielo.
Tu cálida presencia se me esfuma,
me resisto, me rebelo en un grito
adolorido surgido en la bruma.
Es un partir, es algo insólito.
Dolor que mucho hiere y mucho abruma.
Adiós alma de vida en infinito.