Julio Noel

Tu cabello ondeaba en el aura de la mañana

Tu cabello ondeaba en el aura de la mañana

como seda extendida al hálito del viento.

Tus ojos reían jubilosos al firmamento

que en el horizonte se vestía de oro y grana.

 

Tu voz, como canto de jilguero, se desgrana

por el céfiro y me produce un dulce lamento,

que mis sentidos hiere como suave aliento

de espíritu que viene de una esfera lejana.

 

Mujer etérea que mi corazón arrebatas,

no me desampares en esta afligida hora

y condúceme a tu reino que no tiene fin.

 

Si me niegas tu amor eterno, mi amor matas.

Tu beldad ya no será mi fiel auxiliadora,

y vagará mi pena hasta el último confín.

 

Suspiros y sueños de amor