Cuando un fruto madura es porque está llegando el final de su tiempo; cuando una persona madura, está comenzando lo mejor de su tiempo.(Alejandro Díaz)
Un juego bien peligroso
digno también de recordar
cuando en árboles frondosos
salíamos al monte a trepar.
Todo el recuerdo brota
de una manera clara
cuándo subíamos hasta la copa
trepando de rama en rama.
Si el tronco era muy grueso
se buscaba la manera
con un compañero nuestro
que sirviera de escalera.
El subir hasta la última rama
ya no nos daba ni susto,
contemplábamos el panorama
mientras comíamos frutos.
A veces, al no ser prudentes
hubo alguna que otra fractura,
cuando caíamos por accidente
como una fruta madura.
Subir a un palo de guayaba
era un reto de gran proporción
igual si era de níspero, de naranja
de tamarindo, mango o mamón.
Época de aquella infancia
de peligrosas subidas
nos dieron sus enseñanzas
para trepar en la vida.