Leopoldo Lugones fue un escritor, periodista y político nacido en Argentina, en la provincia de Córdoba, el 13 de junio del año 1874 y fallecido en el Tigre el 18 de febrero de 1938.
La obra de Lugones ha sido muy importante y prolífica. Dicho escritor ha incursionado por variados géneros literarios logrando un importante prestigio como autor.
Con mucho placer les dejo este hermoso poema, recuerdo de mi libro de lectura del tercer grado de la escuela primaria (el mismo no figura entre los que se presentan en este portal).
Este singular pájaro ha ganado la merecida fama de ave trabajadora, por su sorprendente nido de adobe.
Sobre su temperamento, podemos decir que es manso, de andar elegante y muy caminador.
Es muy común su presencia en parques, plazas y otros espacios verdes, donde recorre con paciencia y esmero en busca de lombrices y otros invertebrados desprevenidos que caza con extrema habilidad.
Hay algo que sorprende de su canto y es que canta a dúo. El macho entona una melodía que conjuga perfectamente con la que simultáneamente lanza la hembra.
Hacen algo similar a dos músicos que interpretan melodías diferentes que conjugan para una misma sinfonía, y su canto, verdaderamente llena de vida nuestros días.
Por ser un pájaro tan \"trabajador\" y que convive con el hombre de campo, es muy apreciado, y ha sido acreedor de innumerables poemas, historias y comentarios de celebrados hombres de letras y compositores folclóricos, los que lo llevaron a ocupar un lugar privilegiado dentro del contexto cultural argentino.
Fuente: http://www.vidasilvestre.org.ar
(El Hornero es el ave nacional de la República Argentina)
EL HORNERO
La casita del hornero
tiene alcoba y tiene sala.
En la alcoba la hembra instala
justamente el nido entero.
En la sala, muy orondo,
el padre guarda la puerta,
con su camisa entreabierta
sobre su buche redondo.
Lleva siempre un poco viejo
su traje aseado y sencillo,
que, con tanto hacer ladrillo,
se la habrá puesto bermejo.
Elige como un artista
el gajo de un sauce añoso,
o en el poste rumoroso
se vuelve telegrafista.
Allá, si el barro está blando,
canta su gozo sincero.
Yo quisiera ser hornero
y hacer mi choza cantando.
Así le sale bien todo,
y así, en su honrado desvelo,
trabaja mirando al cielo
en el agua de su lodo.
Por fuera la construcción,
como una cabeza crece,
mientras, por dentro, parece
un tosco y buen corazón.
Pues como su casa es centro
de todo amor y destreza,
la saca de su cabeza
y el corazón pone adentro.
La trabaja en paja y barro,
lindamente la trabaja,
que en el barro y en la paja
es arquitecto bizarro.
La casita del hornero
tiene sala y tiene alcoba,
y aunque en ella no hay escoba,
limpia está con todo esmero.
Concluyó el hornero el horno,
y con el último toque,
le deja áspero el revoque
contra el frío y el bochorno.
Ya explora al vuelo el circuito,
ya, cobre la tierra lisa,
con tal fuerza y garbo pisa,
que parece un martillito.
La choza se orea, en tanto,
esperando a su señora,
que elegante y avizora,
llena su humildad de encanto.
Y cuando acaba, jovial,
de arreglarla a su deseo,
le pone con un gorjeo
su vajilla de cristal.
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Autor: Leopoldo Lugones.