Son mis días de agonía,
Los días no son lo mismo sin ti,
Esas espaciosas calles llenas de verdor
Lucen escuálidas, sin color…
El trino de las aves reclama tu presencia,
Extrañando los cánones de nuestra voz,
Y el ritmo acompasado de tu esencia
En el magistral Vaivén de nosotros dos.
Los árboles imitan nuestros movimientos
No sé resignan a estar sin tí
Pues fueron mudos Celestinos
Del inmenso amor que sentiste por mí.
El universo reclamó tu presencia,
Querían un maestro del amor allí,
Y aunque en las noches con elocuencia
dices que pronto vendrás por mí,
No me Resigno mi vida a estos días
Permanecer sin ti.
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Elizabeth A.Castillo Mtz./Liaazhny