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¿Es que nunca dejarán de soplar
estos áridos vientos?
Un reloj que bate sus horas al vacío,
un corazón pegado a las paredes,
y las hojas del pensamiento
barridas por la tormenta.
¿Nada abrirá los ojos ciegos?
¿Ninguna luz anidará
entre estas ruinosas escamas?
Almas de pez tienen los hombres,
almas de pez o de esponja,
o de pulpos,
o de mariscos muertos abiertos en la playa.