MADRUGASTE MI ALBA.
Hoy tu sol madrugó mi alba,
que despertó gris. Somnolienta,
y aún abrumada sintió calma
ávida toda de ti y sedienta.
Y anhelé tomar tu agua,
en el cáliz de tus labios
y beato bajo tu enagua,
tus encantos acariciarlos.
Hoy tu fresca alborada,
se despertó en mi sueño
y desde mi tibia almohada,
contemplé tu rostro risueño.
También como gorjeo,
sentí temblar tu cuerpo,
entre ansias y deseo,
soñándote despierto.
Sentí tu redentor clímax,
total mi piel anegar,
mis labios sobre tus cimas.
Tu pubis oscilando sin sosegar.
Y estas en mi deseo vigente,
que no claudica ni mengua;
En la caricia sutil y ardiente,
de tus formas en mis manos
y tus bajíos en mi lengua.
Hoy tu celo encendió mi fuego,
y ardió en mi ego persistente,
cual sol abrasador y permanente,
no como nube que se disipa luego.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
Febrero 23 del 2020.