ME SABES A BESO DE DOMINGO...
Me sabes a beso de domingo desvelado,
en la estancia de mis labios rojos.
A perdón, cuándo no nos tenemos para los dos,
y olvidos, para quien tenemos que olvidar, para ser felices.
Eso será antes de irnos, para amarnos para toda la vida,
...Y ser beso de amor incrustado en la carne de los deseos.
Me sabes a piel enredada en la piel de mi desnudo
desde antes, y de muchas madrugadas fogosas contigo.
Me sabes a miel en los labios… a mordida de amor.
¡Ojos hermosos, míos! desde tu mirada que me enamora,
cada vez que te veo desnudándome la piel que te nombra
todas las noches, y me provocas fantasías eróticas.
Siento ser de ti, y para ti toda la vida, desde aquellas noches,
de antes, cuando éramos unos perfectos desconocidos,
y nos amaneció el amor en la cama, una noche cualquiera,
y fuimos dos deseos, amándose, desnudos desde adentro,
desde donde nace el alma y el alma se entrega por amor,
desde ahí; donde termina la vida, y empezamos a vivir otra vida.
Eres y serás vida de mi vida, ¡Vida qué se vive!
para vivirme en la glorias de tus besos, besos míos,
y ser tu amor, en cada estrella qué bajas para mí,
para ser feliz en ti y tú en mí, por la eternidad de los cuerpos.
Me sabes a pasión de domingo, todas las noches,
...cuando tus manos se entran en mis muslos,
y mis senos se alteran, y se levantan, elevándose a tu boca
fresca, y erectos, esperan el beso de tu boca de sabor a miel.
me tiemblan las piernas, al sentir las tuyas enredadas con las mías,
rozándolas, con tus dedos largos y suaves,
y cómo pétalos de rosa me enciendes, y estoy ardiendo
de pasión, y me haces pasión, con tus besos de domingo,
besos fogosos de tu boca en mi boca como volcán en erupción,
Soy explosión en tus brazos, y con alevosía busco tus brazos
que me hacen arder con fuego que no se consume,
ardemos y sucumbimos al deseo de sabernos amándonos,
ardemos como tea humana o una vela que no se consume.
y apagamos el fuego con más fuego y la pasión nos une por amor.
Siempre tuya, siempre mío. ¡Ojos míos de mi querer!
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribe, es el alma
Todos los derechos reservados©