Cuarenta estudios del amor y una canción desesperada
La noche cae sobre tu
alma mirando el torrente
de un haz de luz blanca
viajera a la tumba
de la tarde muerta y tibia.
Tu voz se agita en el
vacío profundo de las entrañas
del enemigo de la tarde,
se agita al compás
de la mariposa volando hacia el
viejo occidente.
Mientras tú me dices al oído
que no me marche con el
atardecer de mis ojos.
Y tú haces el umbral de la noche
lóbrega una hermandad al vaho
de la tarde fallecida y dolida.
Ser de tan descuidada apariencia,
ser maligno del mundo plutónico,
acechador de la tarde muerta
y vencedor de la noche vividora.
Oblígame que no detenga mi
camino.
Envuélveme sobre las llamas
del enemigo del hombre: el
amor.
La noche cae sobre tu vida
como alma penante, por
el ostentoso poder de
tu amor solitario.
Enséñame la claridad de tus
ojos,
y cúbreme con tu cabello
mis fortalezas.
Enceradora de la pronta
venida del terremoto
de mis tristezas.
Mariposa blanca de pureza
en donde cavas tu brillo
en la penumbra
del deseo bochornoso y
duradero deseo.
Amiga de lo divino,
amiga del destino,
amiga del amor,
amiga del dolor.
Pero yo sólo soy un pobre
muchacho creyente de
la noche en la espera
de tu amor.
Noche fría y llorosa,
llorosa noche estás
porque la luna ni las estrellas
tienen su brillo.
Pero tú sabes dónde está
el brillo de la luna y
de las estrellas:
el brillo son tus ojos.
Sólo tus ojos le pueden
dar vida a la noche
triste y llorosa.
Tu boca es la responsable
de la alegría de la
noche.
Recoge de los escombros
de tus tristezas
hirientes, los recuerdos alegres
de aquellos días de febrero, y
deja en el olvido los días
últimos que estás tan
solitario.
Saca a la luz recuerdos
nuevos, por ejemplo
de la última vez en que
partiste, pero con una
sonrisa.
Var I
Noche de alegrías sin espera,
deja ru tristeza solemne,
agita tus brazos porque vendrás
llena de brillo que alegrarán
la vida desesperante de
los demás.
Deja la cítara vieja sin alma
y toma el arpa con coros
divinos
de los recuerdos
pasados sombríos.
Var II
Noche, amada noche,
noche de sueños y
recuerdos de amores que
todavía no son vividos.
Noche tibia y amorosa
concédeme el deseo
presente de mis díaws
que tengo...
volver a ver a mi amada.
Var III
Sé que ella me quiere todavía,
mi corazón no deja de
suspirar el deseo que
tiene de la sed de
su amor a ella.
En la luna de cristal viva
se refleja su rostro,
y el anillo reflector
de su luna:
son sus ojitos.
Var IV
Amada mía, por ti estoy escribiendo
pues mi corazón con éstos versos
poéticos, expresan el amor
hacia ti.
Tus ojos son como bellas
gaviotas volando por el
abrigo de la primavera
joven.
Mis temores se presentan
en el alta carácola de
los días presentes y
venideros.
Cuando estoy a tu presencia
del sabor de tu mirada, me
siento dichoso de amarte
y de tenerte en mí.
Deseo de tenerte entre
mis brazos soñantes.
Var V
Lluvia de tristezas
agonizantes.
Tarde triste de tu vida
pasada.
Espada de dolor y arma
mortal de la flor caída
y temprana partida.
¿Por qué voy a amarte tanto
si yo sé que ya partiste
sin decírmelo?
Te llevaste contigo mi corazón
aún amándote sin dejar
sospecha nata.
Las horas me acompañan
en el caro desierto
del ultratumba
infernal.