Raurum

Ocaso y tragedia

Hablamos sobre algunos sueños,
reímos por muchas tragedias,
vivimos con el tiempo un cuento.
Te fuiste y yo no pude seguirte,
me quedé aguardando tus visitas.
Al final decidí terminarlo, era mejor,
respetaste mi voluntad y decisión.

Así pasaron meses, te hablaba,
tú me hablabas, no terminamos.
Queríamos intentarlo, sin tregua,
sin rendirnos, aguardando suerte.
Así habían pasado dos años,
y de pronto, sin aviso, vuelves,
discreta, dócil, a decirme algo,
una petición, que tomemos tiempo,
que somos jóvenes y tontos.
Claro está, yo lo sé, yo lo vivo.
Que aun falta por experimentar,
por crecer, por soñar, por vivir.
Entiendo, yo lo sé, lo siento.
Que cuando hayas terminado,
después de pruebas y juegos,
podrémos estar juntos por fin.
Me niego, te reclamo, te miento.
Te digo que no soy un objeto,
no vivo más para ti, no quiero,
no voy y tampoco busco esperarte.
Mi plan y mi destino son más grandes.
Te molestas, te enojas y terminas:
\"Si tú me dices vamos, te seguiré,
hasta el fin del mundo, aunque este
sea contigo, al borde de la tragedia\"
Te creo, me despido, luego hablamos.
En silencio pienso ¿Será verdad?

Hoy, entre imágenes y rostros
te encuentro siendo feliz al fin.
Pero no es por mi ni por ti,
llegó alguien más a tu vida
y le recibes con brazos abiertos
para llenar ése vacío que solo
la melancolía de tu corazón
es capaz de aceptar y crear.
Tu promesa será mi olvido,
mi esperanza será mi tumba,
tus sueños solo mentiras,
mi verdad, esta soledad.

No te reclamo, no te busco
ni te quiero encontrar, ya no.
Solo quiero, desde mi corazón
¡Qué vivas! y que vivas bien,
que yo buscaré irme tan lejos
que la vida y el mundo sean
solo un pedazo de reflejos
de lo que toda mi existencia,
mi vida, pueden llegar a ser.
Quiero, con toda mi alma,
salir de aquí, de esta prisión
que gobierna las voluntades,
que tiñe las calles magenta,
que impregna la luz, el sonido,
de voces traidoras que anuncian paz.
Me marcharé, como cualquier
humano que anhela su paz,
que sueña con la verdad,
y que busca, a ciencia cierta,
encontrar en el ocaso el amor.