Anoche miré los cerros
en remojo de luna tierna,
la escena de ese instante
me inquietó discretamente,
y acercándose a mi oído confesó,
que la noche es una historia de amor
escrita con sangre de soledad.
La luna estaba incompleta
faltabas tú.
Percibí tu aroma en la niebla
que abraza el camino,
y continúe aspirando la esperanza,
de hallarte acurrucada
en la curva siguiente.
Tu imagen holográfica
se posó en la lejanía
definiendo mi destino.
Mi corazón ansioso
aceleró sus pasos,
remarcando en cada latido,
un instante y una caricia
compartida contigo.
El espejo de la noche
con su destello de luna
fue mágica alfombra volando
para llegar a ti.