Aquel verano
volaron las cometas
sobre las playas.
Unas gaviotas
estaban en los muelles
de vigilancia.
Con nuestros sueños
volamos por el puerto
y la bahía.
Paseos largos,
repletos de ternura
y de caricias.
Paseos cortos,
un tanto apasionados
y con amor.
Paseos dulces,
hablando con la luna
y las estrellas.
Pero el verano
completo, y tan intenso,
nos supo a poco.
Manos temblando,
miradas que se buscan,
y que se pierden.
Labios de plata
con besos que se funden
y que enamoran.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/20