Grande empeño el de soñar
soñamos desde pequeños
soñando los lindos sueños
que nada puede empañar.
Nacimos para soñar
y derribar las montañas
luchando con las entrañas
para alcanzar lo que sueñas,
y con vigor alma empeñas
para destruir telarañas.
Soñé mis sueños de niño
día a día año con año,
que sirvieron de peldaño
del más hermoso cariño.
Aquellas manos de armiño
que cobijaron mi sueño
me hacían del mundo dueño
porque siempre que soñaba
con la ternura bañaba
de luz mi cándido ensueño.
Hoy tan cerca de mi otoño
dejo mi lira que sueñe
y que de ilusión se preñe
a la sombra del madroño.
Será mi verso retoño
cuyo azahar acompañe
esa rima que restañe
la herida del desengaño,
sirviendo de suave paño
al recuerdo que me dañe.
Autor: Anibal Rodríguez.