Será que para escribir lo que siento, necesito de un curso de lingüística general, de trajes negros los viernes y de libros de Marcel Proust en la universidad?
No sé, pero quisiera que sepan que las hojas de la libreta que me dieron en Promigas, se están acabando y no encuentro nada que valga la pena ser dicho, nada que merezca ser consumido por ésta industria literaria, que sinceramente en este país tiene menos ventas que vendedores de changua en Sincelejo.
A veces por eso, me siento tan estúpido como los mamertos que piensan que su vida es una mierda, solo porque Duque es presiente y porque Petro no quiere comerse a Esperanza Gómez y Amaranta Hank al mismo tiempo.
La verdad me gusta mucho pensar, pero la semana pasada mi papás fiaron una tv de no sé cuentas pulgadas y ajá, Junior tu papá, los demás no valen nada , como los que pagaron Win Sports +, solo para ver correr a Carmelo Valencia y a Daniel Moreno.
En conlusion, escribir no es como factorizar, sumar o dividir, es más como vivir y recorrer el cuerpo propio o el ajeno, sin tocar lo que es indebido, porque te pillan las feministas y se forma el berejuste.