José Luis Barrientos León

A mis hijas

 

Mi soledad no son lágrimas, mi soledad no es amargura

Mi soledad es la compañera fiel que asume mis dolores

Que envuelve mis días en la bruma de espera

Que contempla la ola para empaparme de espuma

 

Y ustedes mis niñas, son la luz, son la esfera

Son el ala vigorosa que me lleva a la nube

Son la péndola frágil con que escribo la historia

Son arrullo, quietud, son edad y primavera

 

Hijas mías, que secan mi llanto

Hijas mías de la risa y el encanto

Hijas mías, del valor y el consuelo

Hijas mías, seré luchador y guerrero

 

Inocentes azucenas ante mis ojos longevos

No caminen de prisa ante la infinidad del sendero

Den firmeza a sus nombres con el amor del supremo

Y ante el desdén y el hastío, hagan valer la pasión, el perdón y el coraje

 

Cuando la muerte implacable acabe con mi osadía

Cuando el tiempo tirano ponga fin a mis días

Llévenme en su recuerdo para mantener vivo mi verbo

Para que el olvido no llegue con su bruma y su frío

 

No sigan mis pasos, trace cada una su propio sendero

Yo seré el azimut y ustedes la huella

Yo seré el horizonte, ustedes el camino

Yo seré el infinito, ustedes la mirada

 

Y a Sol que ilumino mi vida, te dejo la esperanza

Que tu pecho sea nido para la bondad y el aliento

Que tu alma de ángel se mantenga en la niña

Cuando el tiempo te obligue a dar paso a la doncella

 

Existir es una lucha que se mantiene constante

Nacemos para vencer, ante el odio y la ofensa

Orar sin temor, perdonar sin condición, amar con pasión

Son las reglas que les dejo para cerrar las heridas

 

No den culto a vanidades, la hermosura es flor que se marchita

Atiendan la realidad de sus vidas sin la futilidad que piden las masas

No busquen el aplauso o el oropel engañoso al que llaman gloria

Sean felices, escriba cada una su propia historia

 

Para escapar de este mundo, no necesitan hipocresía

Para alcanzar las alturas, nunca vendan sonrisas

Para vencer la tristeza, no escapen, no huyan

Para alcanzar las alturas, solo basta el anhelo

 

No se hereda la culpa, no se hereda la condena

No se es siervo del pecado, es decisión, consecuencia

No se finge el consuelo, no se miente en la entrega

No se apaga la ilusión hasta que el corazón se detenga

 

No se abren las heridas para verlas sangrar de nuevo

No se nace a la infamia, a la abyección o la vileza

No justifiquen sus actos en un dogma o un está escrito

Sean pasión, sean entrega, sean verdad y principios

 

Cuando la luz de mi vida llegue ya a su agonía

Cuando cada sonido haya muerto y la mirada sea un recuerdo

Cuando el pensamiento haya dado paso a una mirada al cielo

Recuerden siempre estos versos. Yo estaré aquí: Nunca me he ido

 

Yo anhelo partir primero, una flor en mi sepelio

La sencillez con que he vivido, quiero que perdure en el tiempo

Mi amor desenfrenado como estatua y mausoleo

Mis hijas como legado, mis nietos como esperanza, Y Flory como mi Diosa