Jhon Deivy Torres Vidal

TENSIÓN ONÍRICA, NOCTURNA.

¿Bajo la piel votiva de tu sueño

hormiguea un silencio de deshora?

sentado en el diván de mis insomnios

mi corazón desvela sus incógnitas

consumiendo la cera de las horas.

 

La distancia es un pulso inevitable

que alcanza brevedad y no te toca

pero se deja oír -y no sentirse-

como un rumor de roce que nos ronda

el sueño, la vigilia y aun la ropa.

 

El faro azul del sueño te ilumina

y extiende las dobleces de las formas

como un viento invisible que te busca

los vitales signos, la memoria

y el atisbo más leve de tu boca.

 

Inmóvil cruzo el pensamiento turbio

como otro viento en derredor de toda

la superficie blanca de tu cuerpo;

pareces muerta, como yo ¿reposas?

¿ni siquiera mi sangre te incomoda?