El alma está quebrantada,
como árbol con ramas truncas,
recordando lo que nunca,
vio justicia deseada.
Mas la vida cabalgada,
por caminos con turunca,
con la voz esperanzada,
que un día, sin saber ¡cuándo!...
la muerte resucitada,
en juventud remozada,
toda la maldad enjunca,
con manos apretujadas,
del asesino que osado,
mató pueblo con sus balas,
y del pueblo organizado,
sorteando encrucijadas,
superando las murallas,
vendrá siempre la victoria,
de una y múltiples batallas,
cuando nazca la alborada.