En verdad te lo digo,
no hay historia.
La sangre que sostuvo la amalgama
de las carreteras romanas,
la sangre con que se levantaron las pirámides,
la muralla china construida sobre cadáveres,
las losas aztecas
donde corrió la sangre de los sacrificados,
toda la sangre derramada a través de los siglos,
no es historia,
es sólo sangre.
1978, Valdivia