emiliodom
EL CAMINANTE
Quien ha tenido la suerte de alcanzar, la libertad de
la razón, -aún en cierta medida-, no puede por menos
que sentirse un caminante.
El buen caminante, sentirá con interés y alegría, el
mirar con los ojos bien abiertos, cuanto está a su
alrededor, de ese modo, podrá guardar las sensaciones
en su mochila compañera inseparable de viaje...
El buen caminante, es preciso que tenga alma de
vagabundo, y gran entereza para evitar atar su
corazón a cualquier situación que aparezca.
En su interior, anida una fuerza muy grande, que le
obliga a cambiar de paisaje con cierta frecuencia.
Pasará alguna que otra noche nada agradable, pues
cansado de tanto caminar, llegará tarde a su nueva
ciudad, siéndole difícil encontrar un alojamiento
adecuado.
Pero dada su condición de luchador nato, se limitará
a esperar el nuevo amanecer, para proseguir con la
misma ilusión su periplo anhelado