Cuando las flores
se visten y preparan,
es primavera.
Se ponen lindas,
se estiran y perfuman,
coquetamente.
Dan alegría
e inundan de ternura
los corazones.
Cuando los niños
preguntan sin descanso
están muy sanos.
Son revoltosos,
les puede la inocencia
y no se cansan.
En sus sonrisas
no esconden picardías
y son sinceros.
Cuando los hombres
entiendan todo aquello
serán felices.
Tendrán la paz,
ardiente y deseada
que no consiguen.
Tendrán amor
y el soplo de la vida
en sus mejillas.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/01/20