Miguel Angel Garrido

POE EN BALTIMORE, 1849

Tu raído traje cruza los suburbios

con gentes viejas y baladas soeces

sonando por los puertos del alba.

Recuerda cuanto has escrito,

la daga de tu suerte negra,

verdad silente y tan indescifrable.

 

Poesías manchadas por el vino,

tu propia vida y sus huellas de locura

que en ti las mareas del alcohol arrastraran.

La lluvia y el otoño de Baltimore

extienden su lobuno estruendo

sobre esta calle de tabernas sucias

brillando en la distancia.

 

Hay tantas cosas que has perdido...

Mas ahora está esperándote Átropos,

atrapa tu semblante de hojas secas,

quietud tirana y brusca.

Imagen del cansancio riguroso,

los ojos tan nublados

como un místico de no se sabe dónde.

 

Es otro tiempo tu parte del mundo

que emerge de la falsa realidad,

paisaje donde el sueño

propaga y da forma

en nuestro espíritu a lo inconsciente.

Los campos de jinetes remotos,

criaturas que la muerte llama

habitan tus oscuras narraciones.

 

Igual que estrellas con mísera luz,

tu reino de esqueletos y embriaguez

no puede darte más que pura nada.

Cubrir las distancias del corazón

frente al espejo de la bahía desierta,

angustia encendida en tus palabras,

mirando brumas y quimeras

hacia un fatal destino.