Raiza N. Jiménez E.

LA LUZ DEL AMOR.-

 

El amor real, es como una estrella brillante…
Brilla y en los momentos de oscuridad se ve.
Pero está allí siempre titilando aunque no la
puedas ver porque la luz del sol compite y la
tapa con su fulgor llenando de misterio su estar.

Nada es más hermoso que ver nuevamente el
arribar de su luz, regresar de su preciso reposo.
Así es el amor, se nutre de distancias y recesos
necesarios, para luego reaparecer con alegrías.
Si las distancias se alargan deviene la oscuridad.

Evitar será preciso largas separaciones que alejen
del corazón y de las pupilas la presencia de la luz.
El amor deja sus huellas cuando se camina en el
cielo de las almas abiertas y porta dentro de sí,
los efluvios que van dejando su magia en el ser…

Para ser, el amor necesita de manifestaciones
inequívocas y palpables de los dos que se aman.
En el amor todo está lleno de las ilusiones de los
amantes que, en lazo atemporal, se hacen uno.
El amor no es posible sin la unión de las almas.

¡Sabes que estás amando cuando todo lo que
sientes y respiras lleva el nombre de ese otro!