Sonaron las esquinas
dentro de nosotros
y una pared de besos
nos sacudió las bocas
compartiéndose en ellos
pasados heredados
insomnios y sonrisas
Desdoblamos de repente
todos los sueños sujetados
crecidos con la leche
de tantas lunas
pedacitos de calendarios
que se habían reservado
para la ocasión precisa
Todo pasó sin prisas
todo quedó amarrado
a andenes y costillas
tus brazos anudando
mis manos advirtiendo
tus ojos desnudos
mis labios sin camisa
Eduardo A. Bello Martínez
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