“En la infancia de todo el mundo hubo un jardín.”
Álvaro de Campos
Como en un bar manchado por el tiempo
o las jornadas tras una oficina,
la vida te ha dejado sus vacíos.
Sentir las caras del ayer borrándose,
quedarte sin caminos ni salida,
con los recuerdos justos y precisos.
Aquel pasado tuyo se hace fuerte
y su presencia estalla en la memoria.
Atrás quedaron restos incoloros,
las cosas donde uno siempre tropieza,
vestigios de otra edad o grandes sombras
bajo un distante cielo casi roto.
A veces hay duda y resentimiento,
los años te parecen una farsa.
El viento del otoño hacia su fin
deshace los jardines de la infancia.