Y en las noches de luna imaginaria sueña con la mujer imaginaria que le
brindó su amor imaginario, vuelve a sentir ese mismo dolor,
ese mismo placer imaginario y vuelve a palpitar el corazón del hombre imaginario.
Nicanor Parra
A la mitad del cruce elevado del Rialto, miro bailotear
diminutas olas, quienes alegres se desplazan entre los
canales de la ciudad, que rodeada por los puentes, las
personas van y vienen, alabando la hegemonía de una
zona liderada por el Adriático entero de vida,
pero a la vez, muerta ante mis ojos, dado a que ya no
estás a mi lado, te fuiste perdiendo con ello, el placer
de poder ver ese anochecer en el gran canal, en donde
las fachadas de palacios e iglesias se reflejan sobre un
corredor pluvial, expresándose tintes indescriptibles,
justo hoy, en la fecha de nuestro aniversario, viajé de
tan lejos con el único propósito de evocarte en medio
de la belleza, en medio de estas aguas donde te canto
sobre una góndola oscura y lúgubre como tu muerte,
donde te recuerdo, en medio de una Venecia sin ti.