Cuarenta estudios del amor y una canción desesperada
Ayer te soñé, soñé que
íbamos al encuentro de
la noche estrellada y
enamorada.
Soñé que tú eras una de
las estrellas que tenía el
brillo más potente a la
que puse el nombre
de mi amada.
Eras tan hermosa como
el ayer frío del día
feliz de verte, flor mía.
Soñé contigo, señuela de la
noche abrigada del brillo
de tus ojos.
Soñé que tú iluminabas mi
sendero triste y con tu
mirada palpable, haces
las cosas divertimento.
Ayer soñé contigo y la noche
sonrió más que
otras veces.