No tiene precio
Cuando hablas para decirme que me amas
cuando saltas las fronteras de esta ira
que se pega a mi ceño
en ciclos de tontera
y conjuras desde tus labios
la paz
No tiene precio
verte subir los escarpados muros
alojados en mi “no paciencia”
y derribar toda mala hierba
hasta verme sonreír.
No tiene precio
saber que estás aquí
cuando viene el descontrol
y el cielo parece caer.
Aquí, junto a ti
no tiene precio
respirar.
Claudio Ernesto