Cuarenta estudios del amor y una canción desesperada
Desde que tu partida
desde ese día frío y
solitario.
Desde el quebranto de tu
mirada y de tu sonrisa lisa
y blanca como
aterciopelada.
El arrullo de la noche trata de
calmar mi corazón inquietado
por la aparición de la
llegada de tu figura bella a mis días
empobrecidos.
Días sedientos de tu presencia
se va perdiendo el sabor
de tu boca que aún no
he podido probar ni acariciar.
Moribundo amor,
sediento de amarte,
Recuerdo del mes
de febrero en el que vi
por primera vez
tu boca y tu cara.