Aquí me tienes, con el hatillo a cuestas
libre de miedos, sin nada que perder
ya no eres nadie, apenas una sombra
que me recuerda el infierno del ayer.
Fuiste arrancando mis plumas de una en una,
me sepultaste en las grutas de tu amor,
de un amor negro y vacío como un pozo,
eran tus brazos mi celda y mi prisión.
Era tu presa, tu hembra, tu mascota,
nunca supiste en verdad quien era yo,
me despreciaste, me usaste me humillaste,
fui para ti, un trofeo y un blasón.
Pero hoy te escupo en la cara y en el alma,
hoy te contemplo como eres en verdad,
un pobre hombre, un buitre, una piltrafa,
un alma en pena buscando a Satanás.
¡Cierra la puerta y llama a tus fulanas!
mata las liendres que cría tu colchón
date una ducha con salfumán hirviente
¡Ahora soy libre y volveré a ser yo!
Shemirramis