TRISTE TROVADOR

VOLVER

 

Al inicio del principio del final de mi vida, volví al lugar del inicio de mis días, de mi infancia simple, de mis cortos días.

Vuelvo a la tierra que esta donde terminan los caminos fríos y lluviosos de la montaña de pinos y robles.

Ahí donde se bifurcan con desoladas senderos; calientes veredas de piedra, polvo y tepetate.

Caminos que laceran formando ampollas en los pies de quien las recorre.

Lugar donde el calor sofoca todo, hasta la esperanza de los ahí viven.

Con vagabundos pasos camino allí donde un riachuelo parte en tres tramos con sus aguas la vereda antes de llegar a mi destino.

Solo los cuiniques (ardillas) parecen inquietarse con mi llegada y se levantan entre las piedras como burlándose de mi cansancio y retadoras corren a esconderse entre los espinos y las jediondillas. El aire huele a una fragancia de infancia ya por mi conocida, ¡si… ya sé que es!, las faldas de las lomas se tapizan con de flores de San Migueles, girasoles y rosadas amapolas

La mañana se hizo vieja y el hambre y la sed hacen estragos en el cuerpo,

Cansado y sudado, descanso a la sobra de un corongoro viejo, que sus raíces aún se aferran al cauce de un seco un arroyo de temporal y una ceiba me da de comer de sus morados higos

Por fin después de caminar horas atisbo la ranchería desde lo alto de la cuchilla; a la vez que el mugido del ganado adorna el incesante ladrido de perros y el alboroto de las gallinas, tundos (guajolotes) y cuches (cerdos) que por el calor retozan en los casi secos lodazales.

Delgados hilos de agua del legendario arroyo me reciben con su fragancia de amarillas charamascas y tirinchicuas  que tapan como un velo las casas que ya tengo a mi vista.

Un panorama melancólico ven mis ojos; hacia debajo de la cortina de la presa yace desmayado el espacio donde estaba el viejo “Cobano”, árbol que daba sombra y nombre al charco que servía de piscina para los niños que asistíamos a bañarnos en los días de veranos. Solo queda el recuerdo fugas y romántico de que ahí, por primera vez vi la perturbadora mirada de una niña.