Dulce

Manicomio cerrado (Sátira tema alternativo)

 

Sin máscaras,

en el corazón de un hombre

un manicomio habitaba

gritaba por las orejas

bebía imágenes obscenas

en cada episodio de histeria.

Sus ojos cual terciopelo

derramaban fuego eterno

y se intuía desde lejos

sus genitales sedientos.

El hombre de quien yo hablo

vivía enamorado

no desde el corazón

que ya estaba habitado

sino desde la razón.

Y solo por profesión

no se sacaba la máscara

y tenía el manicomio cerrado.