que triste debe ser un perrito.
cuando eres cachorro, te aceptan con tanta alegría, que te abrazan, te miman, y pasas a ser un mas en la familia. te atienden como si fueses un humano mas.
pero vas creciendo y vas cometiendo las travesuras de un perrito que no piensa, que no razona. te golpean, te maltratan y con una cadena te amarran, y tu, sin siquiera entender en donde estuvo el daño para merecer tanto castigo.
amarrado, te dejan sin agua, sin alimento, como si no tuvieses derecho a comer, y a través de tus ladridos y aullidos, imploras tan solo un trozo de pan, ese que no llegara.
con el tiempo, ya no eres ese cachorro que tanto amaban, sino que ya eres un estorbo, una carga. hasta que deciden botarte en la calle, abandonado a la que Dios es grande.
te dejan en la calle, triste, solo y sin saber a donde ir, expuesto a peligros, a mas maltratos, y a la muerte impía y cruel. para las gentes eres un perrito mas que no merece vivir. con tu mirada imploras amor, imploras caridad o tan solo un trozo de pan que nadie te dará.
pasas frío, pasas hambre refugiado en la banqueta de una plaza, olvidado por los tuyos, lejos de casa. agotado y sin fuerzas te dejas acoger por el ángel bendito de los animales, aquel que tiene mas bondad que los que creían amarte.