Es, tan esencial para el -ser- zambullirse en ese océano profundo e impronosticable,
Tan severo como alucinante.
Porque solo en ese interminable suicidio
Las preguntas se convierten en alimento.
En ese acto la muerte se deshace de su forma,
Nace nuevamente la vida,
Se construye un puente entre el dolor
y la paz que se anhela.
A ese océano retorno,
Soy un tiburón en busca de respuestas.