Tal vez pudiera
cortar una amapola
y regalártela.
Aunque quizás
prefieras una rosa
para tu pelo.
Pero el detalle,
es eso lo que importa,
y no las flores.
También un boli,
unido a la libreta
cuadriculada.
O una pulsera
de cuero, con tu nombre,
en ella impreso.
Pero quisiera
el mar y el cielo, darte,
para que sueñes.
De todas formas
tendrás las mariposas
que me pedías.
¿No lo recuerdas?
Fue un día paseando
por las montañas.
Vimos su vuelo
subimos a sus alas
y nos amamos.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/02/20