Cuando se adorne la locura,
y el tiempo , nos desee que pasemos,
cuando la noche alumbre,
y el relente callejero vaya al corazón
del hombre hasta los sueños…
en un orgasmo de luz y oscuridad…
cuando la muerte termine en punto y aparte,
cuando el sentimiento se derrame en sangre
con historias que duelan anónimamente,
cuando la fe lleve a pensar en “un te amo”,
y ni la carne fría de inviernos soleados escueza
en el cuerpo que calla escaso el lecho cotidiano,
el amanecer tardará en llegar.
Cuánto falta…
Cuando se dibuja unos ojos conspiradores,
hay un pincel que vuela entre lágrimas y palabras.
Y cuando el lienzo evoque el fin,
y el temple exacto fluya con la sed
que da la muerte,
la claridad se convertirá en enigma
y la quietud del mundo colmara
la transparencia, y la paz del ser, aclame humildad,
el hombre dejara de ser cautivo de su mentira.
Antonia Ceada Acevedo