Deambulo aturdido
hacia la metamorfosis cósmica.
La angustia eterna del perdón
me roba la quietud,
dentro de mi piel no hallo acomodo.
En nuestro reencuentro,
mi alma estaba dormida;
la tuya abierta a la amistad,
vestida de perdón,
adornada con amor
y cargada de verdad.
Lentamente,
te apoderaste de mi pensamiento
hasta residenciarte en mi pecho.
Mis acciones te tocan
haciendo brotar el enojo.
Tu visión es la balanza
que pesa lo ocurrido.
Callo,
otorgo mi inocencia.
A veces,
el orgullo grita por la dignidad.
Me oculto en el silencio
porque te amo;
no quiero empañar más tu mirada.
Ama de verdad quien perdona.
Te ofendí,
te quité la paz.
Invoco el perdón
para alejar la ofensa
y los sentimientos que alberga;
para hacer descansar tu mente
mientras sigues el camino.
Perdonarse,
soportarse,
aparta el veneno de la ira;
recuperas tu tranquilidad profunda,
tu salud,
nuestro amor...