Milye Florian

Como Cicerone

Jamás seremos indispensables,

eso me instruyeron y es notorio,

usted ilustrada en zahorio,

corregíame con palabras afables.

 

Apenada por su casual marcha,

a todos tomó por sorpresa,

yo me quedé como la escarcha,

Tímida, pedí a Dios entereza.

 

Ahora que me he confesado

como jamás lo hubiese hecho

porque para mí es muy pesado,

sin embargo estoy en mi derecho.

 

Tendré un poco de añoranza,

que con el tiempo disminuirá,

tengo certeza que su enseñanza

como huella en mi vida quedará.

 

 Dedicado a DGR Mga. 030320

Copyright Milye Florian