Guardián De Ángeles

Comprobaré que siempre te amaré

El amor es inefable, y cuando se ama
el arrobamiento mismo no puede expresarse,
¿qué llega a ser el amor en nuestra existencia?
no hay locución que revele lo que no puede exponerse,
¿qué soy yo cuando mi amada me invoca?
la respuesta no está en la limitación de una oración,
el amor mismo no dilucida su naturaleza
y quizás no soy el amante que pretendo;
siendo el amor en su carácter inmensamente un misterio,
tal vez no he amado con un fervor tal,
quizás he estado simulando.

¿Que será de nosotros? Cuestión inaplazable,
resulta inevitable no pensar en qué cielo
la simbiosis de nuestras almas morarán,
tras esta soberanía en el interior que es inextinguible.

Yo soy el motivo de tus sueños lindos,
soy la noche en todos tus insomnios,
soy gratamente la compañía en tu soledad,
confidente de la sombra que no te abandona,
lágrima que tan desconsolada hace grafías
en tu mejilla anunciándote que te amo.

Por todo esto que sin condiciones te ofrendo:
¿Qué será de nosotros? ¿Alguien lo sabe?
Soy la pronunciación que tus labios
en su inconsciencia emiten en tus recorridos,
soy tu delirio, tu paz y tus estremecimientos,
soy la sonrisa que mis ecos te produce,
causa que sublimemente te da exaltaciones,
la excusa casi perfecta para tu frenesí.

Entonces, ¿Qué será de nosotros, bello ser?
tú ya lo sabes y yo ya lo sé, y no importa,
porque sabes que siempre te voy a amar.

Tal vez, quizás, no sé, pero de pronto
creo que con precipitación hemos actuado,
y a pesar de que tanto nos amamos,
sin dudar nos hicimos laceraciones.

Sí, probablemente yo fui un torpe,
y huí, pero con el pasar de los años,
comprobaré que siempre te amaré,
quizás no fuiste tú, no te haré reproches,
tal vez no fui yo, ¿pero cómo lo sabré?,
necesitamos darnos tiempo, es cierto,
probablemente vivimos
con tanta intensidad y con tanta precipitación
que no nos dimos el tiempo que era adecuado,
y ahora el tiempo es quien responderá
si tal vez, sólo tal vez, muy pronto,
bello ser, hemos de reencontrarnos.

A veces la vida te hace probar el hastío,
sólo para cavilar que no siempre congela,
que hay días que son templados, y días bastante cálidos,
mas aún en el frío hay gozo con el calor
de los seres que inmensamente nos aman,
y aún en el bochorno hay frescuras
de aquellos que con incondicionalidad nos estiman.

Hay sufrimientos, maltratos… hay dolor,
acciones del mundo que siendo aciago
propician dolencias al alma,
hay voces con inocencia que justicia piden,
hay mentes con cordura y hay otras en el desquicio,
y también gente con nobleza, gente amorosa
a quien podemos amar y que nos amen,
con quien quizás compartamos nuestras angustias,
con quien quizás la maldad termine.

Me sumo a la algarabía que me atiborra,
en la que la creación canta los himnos
y en el canto se colorean cielos que no fenecen
y que conversan en lo espontáneo
con las callejas de mi arrabal en su clandestinidad;
y cantando remonto hacia los altozanos
que rodean el calor de mi gente,
agradeciendo al cielo por los amores
que en mi grata vida han estado a mi lado.

Y agradezco la complacencia de mis ojos
de ver a la dama por los senderos,
coqueteando con los ciruelos en su galantería,
entonando melodías con esos labios de carmesí,
acompañada de los clarines que los serafines tocan;
¡oh dulcísimo ese sabor a golosina
que posee en su angelical boca!
los capullos de cristal le adornan
su cabellera con su porte de seducción,
de donde emanan los manantiales
en el que sacio la sed de mi alma.

Todos mis sueños se hacen realidad
en la sonoridad de este concierto.

La pereza acosa hasta al incendio,
hasta la pasión necesita reposo,
quizás sea solamente parte del juego
para recobrar los bríos del paroxismo
o del alma es un anuncio que solicita
más fogosidad, de cualquier modo,
después de la ociosidad el ser se enciende
y atiende las exigencias de la incitación.