Yo no quería romper ese corazón,
fué lo oscuro que me habita
que no entiende de razón.
No quería plantar una flor en el desierto,
ni sembrar amaneceres en las noches,
ni soñar un sueño muerto.
Yo no quería, ¡maldito amor!,
fue el amor, no fui yo,
es él ahora dueño de este dolor.
Cómplice es el recuerdo,
del amor, de la nostalgia,
de esto sin remiendo.
Y ahora yo soy el dueño,
de lágrimas que brotan
de unos ojos trigueños.
Ojos que yo quería,
hermosos ojos, miradas
que muy dentro mío latían.
Amor, yo solo quería amarla,
pero te convertiste en ésto,
que solo sirve para dañarla.
Solo amarla quería amor,
pero te convertiste en ésto,
solo olvido, solo desamor.
SALO.