El frío tenaz de la noche invernal
había congelado el baile acuático de la fuente,
cual un raje de diamantes,
el agua cristalina congelada
en forma de cascadas petrificadas
Con una sonrisa me miró,
apurada sus guantes las quitó,
con sus manos cálidas
mis entumecidos dedos acarició,
resucitando la vida corriendo por mis venas
Por su cintura mi mano puesto
aún más cerca nos miramos,
un sentimiento de sublimidad mi alma alimentó,
mientras copas de nieve sus pestañas bautizaron
y sus labios temblaron con anticipación
del beso sensual que con pasión se le dí
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La foto por cortesía de Jérome Coppo