Tiene la belleza de la aurora,
y sin corona... aún se exhala
como el viento,
despierta sus horas de amarillo
zaherido de lirio a su cuidado.
No hay minuto...
que en su boca se nos muestre,
entre rosas se engalana
en su premura,
jardín desnudo
en su frescura...
herido de labio enamorado.