Él y ella.
Ahora es ella y no un él.
Me paso soñando con sus lindos ojos cafés, tan dulces y chispeantes.
A diferencia de él que su mirada era verde y fría como la hiel.
Ahora es ella porque sus besos saben a inocencia y placer.
Me desencadena cientos de estragos en el cuerpo y no moretones, no dolor.
Ella es todo caricias y felicidad.
No tengo que pensar en vistos, en infidelidades, o en como reinventarme para hacerla feliz.
Ella es feliz con una palabra, un poema, incluso una canción.
No me deja a medias ni se viste después de un mal polvo.
Ella recorre suavemente mi piel como si yo fuera su primera vez.
Me impregna de besos que me queman y me llegan directo al alma y a mi clítoris.
¡Uff si!
Mi clítoris lo conoce mejor que nadie.
No le tengo que decir donde se ubica ni cómo debe tocarlo.
Se toma su tiempo y su lengua me canta El llamado Ciclo del Anillo en mi sexo.
Se queda conmigo y me abraza. Me ve, me escucha, me cuida.
No es una maquina que solo pide sexo aunque me haga empapar mi cama mejor que él.
Ella quiere flores, cine y fiesta.
El solo quiere mi cuenta bancaria y un cuerpo desnudo, no siempre el mío, porque en recurridas ocasiones era su ex y quien sabe Dios cuantas más.
Ahora es ella y por mucho la mejor.
* El llamado Ciclo del Anillo en mi sexo. Opera de 15 horas de Richard Wagner.