Anngiels Simplemente Mujer

HEDONISMO

No tenía otra forma

de calmar sus instintos

que arder en su perversidad

y destilar licor de pasión

en el alambique de sus labios

febriles de veneno escarlata,

hasta que las llamas de su lujuria

incineraron mi cuerpo y secaron

la sangre de mis venas.

 

Perdida, sin pulso me diluí

 entre sus húmedas sábanas azules,

mientras, él me miraba con la sádica mirada

con la que solía balbucear que me deseaba

más que nada en la vida.

 

Nunca oí de sus labios “Te amo”

hubiera sido el antídoto

para no morir intoxicada

por el veneno mortal

de su hedonismo.

 

ANGELA GRIGERA MORENO

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