Más allá de los deseos queda la nada
tras el nebuloso horizonte del desespero,
tratar de cruzarlo para ser el primero
suele ser una risible payasada.
Los espejos devolverán el revés de tus convicciones
ajadas por cierta desesperación acomodada al odio
la nadas eguirá ahí mientras te sirven un café
mientras piensas en el próximo episodio
El horizonte incierto será la única tangibilidad
para la vulgaridad de tus anhelos.