Y he aquí mi afirmación con plena seguridad: Ella era el tiempo.
Y el tiempo pasó sobre mí
Dándome al amanecer una caricia certera y por la noche una sonrisa carmesí
Y hacía el entorno tan frágil...
Y de vidrio fino cada pesar
Que con facilidad fracturaba en mil pedazos
Cuando la luna llamaba su cuerpo a bailar
El tiempo era ella
Y yo pasé sobre él
Y sin darme cuenta me hallaba encerrado en sus brazos
En un onírico palacio cubierto de miel