Una musa les canta allá a lo lejos
a las poetisas y a los poetas
de estos tiempos.
Musa que tiene encantos
por la música que enaltece versos
y a los Poemas del alma
hace reconocimientos.
El alma de la inspiración,
en armonía se levanta,
y los coros y los cantos inmortales
se perciben por todas partes,
y ella aporta bellos poemas
para que con melodía
acompañe a sus rimas día a día.
Es Beatriz
la de los sentimientos puros,
la de prolífera pluma,
la que escribe sobre los bardos,
la que guarda y resguarda
los tesoros de los vates,
y como joyas, Beatriz protege
los diamantes hechos versos,
las esmeraldas labradas en prosas,
las letras incrustadas en oro.
Beatriz,
custodia, porque sabe
que los poemas son los poetas mismos.
Que los versos siguen acompañando
a las largas noches de soledad.
Que las alegrías se encuentran
donde la luna es más brillante
y los lagos son espejos.
Beatriz
resguarda las letras tristes,
las añoranzas de los tiempos idos,
las promesas incumplidas
y los amores que son y no son.
Y el amor,
iluminó el camino
para hacer de la vida
un nuevo canto:
“Y llegaste tú, amor de mi vida, y pusiste luz
A esta poesía, en el otoño de mi vida,
Eres mi mejor poesía,
Eres poesía, cuando alimentas este amor
Y haces que mis sueños, sean tus sueños
Tu Bea amante-compañera”