Tu estela aún me envuelve. Tu luz aún me guía. ¿Para que viniste?
¿Por eso te enviaron? Ya se por qué te fuiste. ¡¡Señor!! Misión cumplida.
Eduardo Gautreau de Windt
Lo entendí tardíamente, ya se por qué te fuiste,
el resplandor de luces que sobre mi alma ungiste,
yacen frías, opacas, recargadas de sombras,
sin brillo que ilumine a mis noches amargas.
¿Dime, por qué viniste? si nunca me quisiste,
si sabes que no te amo, ¿y dime, por qué insistes?,
¿Y para qué te enviaron? ¡Si el amor ya no existe!
No queda... ya no vive, dicen que lo mataron.
Tu voz aún me sigue me atormenta capciosa,
me acosa voluptuosa, la escucho resonante,
con reverberación, como voz de ultratumba.
Cual rumor de un espectro, de fantasmal figura
de porte antropomorfo que esta siempre al acecho
para brindarle muerte a todo lo que un día
supo darte la vida y ahora lo castigas.
¿Dime por qué me sigues? ¡ya déjame vivir!
No hagas que te suplique, ¡qué ya no puedo más!
Estoy hueco y me ahogo en el mar de recuerdos
donde se hunden mis naves y muero sin saber
¿Por qué mi amor te fuiste y sin decirme adiós?