He visto en un sueño una princesa tras un vestido azul
Sus mejillas le habían robaron al arrebol el color carmesí
Llevando en la piel de sus piernas un entero ocaso
Alumbrado cálidamente por unos ojos en forma de rubí
Cautivando mi alma en sideral frenesí
Su mirada era cielo, y su rostro era un paisaje
Un lienzo que en cada sueño pinté con mil besos
Salpicando en el mural de su cuerpo todo un vívido celaje
Y la admiré en pleno aterrizaje
Me miraba la princesa en una nube descansando
Reía tiernamente, mostrando etéreos camanances
Y en su pecho un gran lunar me seducía titilando
Mas bajó la princesa de su lecho cantando
Con ella en sus manos traía la luna guardada
Y en el paraíso soñaba con los ojos abiertos
Cuando en un sueño me encerró la princesa besándome con su mirada