He desgarrado tu alma
y vacilo entre el fuego
y el latir de mi sangre.
Soy débil y mis manos
asperas buscan tus brazos.
Toco tu pecho y no soy
nada más que una piedra.
Abre las puertas de tu alma
no seas cobarde y vuela
como un halcón a su presa.
Acuerdate de las olas,
la oscilación de mi pelo
la suavidad de mis senos.
Me ahogo furiosa en la espuma que
eterna el tiempo celoso, trae
hasta mis pies, y no estoy en tu vida.